Las dos caras de “estar solo”

Veo a la soledad como una moneda con dos caras.

Al igual que la luna, hay una cara más luminosa, la que tiene que ver con el estar bien estando solo con uno mismo. La que tiene que ver con esos espacios de soledad que nos permiten registrar mejor, cosas de nosotros. Detectar que me gusta, que no. Conectar con algo que me está pasando. Revisar nudos internos, etc. En ocasiones, es simplemente un espacio para estar solo y disfrutar de hacer algo para uno mismo.  Ese  “estar solo”, que más que estar solo es “estar con uno mismo”.

El peligro de la soledad, aparece cuando nos ensimismamos en nuestros propios pensamientos, cuando sólo dialogamos con nosotros mismos. Rumiar mentalmente una y otra vez, suele llevarnos a lugares oscuros. Por algún motivo, suele conectarnos con nuestros propios fantasmas y/o demonios. Es imprescindible, para cortar con este mecanismo, contar con una “persona soga”. Ese ser invaluable que nos tira la soga y nos saca de la agonía mental, para darnos perspectiva, abrazarnos y rápidamente llevarnos a un lugar mejor.  Hay veces en que la “persona soga” de tanto conocernos, nos tira la cuerda directamente, sin un pedido explícito de auxilio, pero esto no siempre sucede.

Recuerden que la mente se entrena. Recuerden que poner  ”el  freno de mano mental” es algo que se puede practicar todos los días.

Mi enfática sugerencia, es desarrollar un mecanismo de auxilio para cuando uno percibe que se está oscureciendo mucho. Es bastante sencillo en realidad, es básicamente sentarnos frente a nuestra “persona soga” y comenzar a hablar. Compartir nuestros pensamientos, liberarlos, permitir que otro se meta en ellos y les de otra forma, otro color, hasta alejarlos de los fantasmas.

 

más como esto en Instagram: @lic.connie.mandel

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